Amigdalitis: Síntomas, Diagnóstico, Complicaciones, Tratamiento


La amigdalitis es un cuadro infeccioso de carácter agudo de la faringe y las amígdalas. Se manifiesta con dolor y enrojecimiento de la orofaringe, aumento de tamaño de las amígdalas y fiebre. Es una enfermedad muy prevalente en niños y adultos.

En el Ecuador esta afección tiene mayor incidencia en el verano en los meses de mayo a octubre, por los cambios brusco de temperatura. 


Causas

La causa más primordial de faringitis es de tipo viral (rinovirus), y menos frecuentemente por la mononucleosis, el herpesvirus o el VIH. La segunda causa en frecuencia es la infección por bacterias que por lo general proceden de la piel, la orofaringe o el tracto respiratorio.

El agente patógeno bacteriano que afecta de manera más común es el estreptococo beta hemolítico del grupo A (Streptococcus pyogenes). La forma de contagio de esta infección es a través del aire, por ejemplo, al toser o estornudar, o por contacto directo (intercambio de saliva y contacto con objetos contaminados). 


Síntomas

No existe diferencias significativas de la sintomatología entre una faringitis de tipo bacteriana o viral. Las faringoamigdalitis provocada por virus se puede presentar con: 


  • Comienzo gradual y deterioro progresivo del cuadro clínico.
  • Fiebre moderada (< 39°C).
  • Aumento de tamaño de las amígdalas y enrojecimiento de la orofaringe.
  • Ganglios inflamados en el cuello.
  • Enrojecimiento de las conjuntivas.
  • Presencia de síntomas respiratorios como rinitis, tos, voz ronca.
  • Leve malestar general.


En lo que respecta a la faringoamigdalitis de tipo bacteriana los síntomas incluyen: 


  • Cuadro clínico de inicio brusco.
  • Fiebre alta (> 39°C).
  • Intenso enrojecimiento de orofaringe y amígdalas, las cuales están aumentadas de tamaño, con pequeños puntos rojos (hemorragias puntiformes), pus o placas blanquecinas.
  • Aumento de tamaño de los ganglios linfáticos en el cuello, los cuales están muy sensibles al ser palpados.
  • Intenso malestar general manifestado por dolor de cabeza, náusea, vómito, dolor abdominal. 
 

Diagnóstico

Para un diagnóstico adecuado el médico debe realizar un examen general especialmente de la faringe y amígdalas inflamadas. Se examinará el cuello en busca de ganglios linfáticos aumentados de tamaño. El diagnóstico diferencial entre faringitis bacteriana y viral se puede determinar por medio de estudios de laboratorio.

En cuanto a este último punto, cabe recalcar las pruebas deben estar encaminadas a identificar el estreptococo beta hemolítico del grupo A debido al riesgo de las complicaciones supurativas y de tipo inmunológico que implica la presencia de esta bacteria.

Se utilizan el cultivo y la prueba de detección rápida de antígenos de S. pyogenes como los dos métodos más importantes en el diagnóstico de la faringitis estreptocócica. 


Tratamiento

La faringitis viral no tiene un tratamiento específico, solo es de carácter sintomático, y tiene por finalidad aliviar los síntomas generales como la fiebre, el dolor y las manifestaciones respiratorias. Las principales medidas incluyen: 


-Ingestión de líquidos. 


-Gárgaras con algún tipo de antiséptico o con agua y sal (una cucharadita en un vaso de agua tibia, tres a cuatro veces al día), para evitar la impregnación de la orofaringe con patógenos bacterianos. Se pueden indicar analgésicos para la fiebre y el dolor como el paracetamol y el ibuprofeno por vía oral durante 5-7 días. 

 

-No es recomendable utilizar ácido acetilsalicílico (aspirina) en pacientes menores de 18 años, ya que puede presentarse una complicación poco frecuente pero muy grave a nivel de hígado y cerebro llamada síndrome de Reye. 

 

-Los antihistamínicos, son medicamentos útiles para el tratamiento de la rinitis y conjuntivitis; entre los más utilizados están la loratadina, la cetirizina y la difenhidramina, los cuales se pueden emplear por un periodo de 5-7 días. 

 

-El cuadro faringoamigdalino de tipo viral suele ser autolimitado y se resuelve en pocos días, sin la presencia de mayores complicaciones. 


-La faringitis bacteriana, debe ser tratada con un antibiótico específico para el agente patógeno que ha causado la infección, junto con la terapia para las manifestaciones clínicas generales (malestar, fiebre, dolor, rinitis, conjuntivitis). Cabe recalcar que la utilización de un antibiótico en un paciente afectado por una amigdalitis aguda, solo está indicado en base al resultado de una prueba de diagnóstico rápido de infección por la bacteria Streptococcus pyogenes; no obstante si no se puede realizar esta prueba, se debe iniciar un tratamiento antibiótico de manera empírica en algunas circunstancias como: 


  • Amigdalitis de inicio agudo manifestada por fiebre mayor de 38 ° C, exudado purulento amigdalino y ganglios linfáticos inflamados en cuello.
  • Cuadro de faringitis en individuos inmunodeprimidos o con antecedentes de fiebre reumática.
  • Brote epidémico de amigdalitis estreptocócica. 
 

-Los antibióticos más utilizados son la penicilina y sus derivados (penicilina V, amoxicilina, penicilina benzatínica). En pacientes alérgicos a la penicilina, se pueden utilizar antibióticos tipo macrólidos (eritromicina, claritromicina, azitromicina). 

 

-En pacientes con cuadros de infección estreptocócica a repetición o no especificada se deben utilizar tratamientos basados en amoxicilina y ácido clavulánico, o clindamicina, penicilina con metronidazol. 

 

-La mayoría de las faringoamigdalitis de tipo bacterianas se resuelven en un periodo de 7-10 días si se emplea un tratamiento adecuado. 


Complicaciones

La infección amigdalina por la bacteria Streptococcus pyogenes que no es tratada, puede producir complicaciones, que aunque no suelen ser frecuentes, pueden revestir mayor gravedad como la fiebre reumática o la glomerulonefritis aguda.

Los pacientes con deterioro del estado general, o con presencia de dificultad respiratoria deben ser referidos a un servicio hospitalario para su valoración ya que podrían requerir ingreso.

En lo que respecta a los cuadros de amigdalitis recurrentes, los pacientes deben ser evaluados por el médico especialista (otorrinolaringólogo), para ver la posibilidad de una extirpación quirúrgica, especialmente en niños mayores de seis años.

Dr. William Bonifaz B.
Doctor en Medicina y Cirugía
Reg. Prof. 9871

 

Referencias




















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