Descripción general
Un aneurisma cerebral es un abultamiento en forma de globo con un
cuello en su base, que se origina por el debilitamiento de la pared de una
arteria en el cerebro. Conforme el aneurisma crece, ejerce presión sobre las
estructuras circundantes, provocando, entre otros síntomas,
dolor de cabeza (cefalea) o problemas de visión, además, con la eventualidad de que pueda
romperse.
En el momento en que el aneurisma se rompe, libera sangre en los espacios que
rodean el cerebro, lo que se denomina hemorragia subaracnoidea (SAH),
un evento cerebrovascular adverso que puede poner en peligro la vida.
De acuerdo a los estudios realizados, cerca de un 2% de la población adulta en
EEUU tiene aneurismas intracraneales, lo que representa una incidencia de 4
millones de personas. Estos aneurismas se rompen provocando hemorragia
intracraneal en 25.000 a 30.000 pacientes cada año.
Flujo sanguíneo cerebral
Para tener una visión clara sobre los aneurismas, hay que comprender cómo es
el sistema circulatorio del cerebro. La sangre llega al cerebro por intermedio
de dos arterias emparejadas, las arterias carótidas internas y las arterias
vertebrales.
Las carótidas internas llevan sangre a las zonas anteriores y las arterias
vertebrales abastecen de sangre a las zonas posteriores del cerebro. Una vez
que atraviesan el cráneo, las arterias vertebrales derecha e izquierda se unen
para dar origen a la arteria basilar.
Ésta arteria y las carótidas internas se comunican entre sí formando un anillo
en la base del cráneo denominado
Círculo de Willis.
Aneurisma no roto
Los aneurismas que no se han roto y no presentan síntomas, son menos
peligrosos que un aneurisma que se ha desgarrado recientemente. Los aneurismas
< 10 mm tienen una probabilidad anual de desgarrarse del 0,1%, y los ≥ 10
mm de 0,5 – 1%.
En personas jóvenes, en quienes el tiempo de exposición al desgarro es más
prolongado, el tratamiento preventivo para evitar la ruptura del aneurisma, es
más beneficioso.
Sitios donde se forman los aneurismas
Aproximadamente el 80% de los aneurismas se forman en la parte anterior del cerebro (circulación anterior), mientras que el 20% restante se forma en la parte posterior del cerebro (circulación posterior).
Tipos de Aneurismas
Los principales tipos de aneurismas incluyen:
-Sacular. Es el tipo más común y suele formarse en la bifurcación de
las arterias de gran calibre, situadas en la base del cerebro. El aneurisma
sobresale de un lado de la arteria y tiene un cuello distintivo en su base.
-Fusiforme. El aneurisma sobresale en todas las direcciones y no tiene
un cuello definido.
-Gigante. Son aquellos que miden > 2.5 cm de diámetro; el cuello del
aneurisma suele ser ancho y puede comprometer a más de una arteria. Pueden ser
de tipo sacular o fusiforme. Suelen estar ubicados en la parte terminal de la
arteria carótida interna, la bifurcación de la arteria cerebral media y en la
parte superior de la arteria basilar. El riesgo de desgarro de los aneurismas
gigantes es del 6% en el primer año de su diagnóstico, aunque pueden
permanecer del mismo tamaño durante mucho tiempo.
-Traumático. Están causados por una lesión cerrada en la cabeza o por
un traumatismo penetrante.
Factores de Riesgo
Algunos de los factores de riesgo que incrementan la probabilidad de sufrir una aneurisma cerebral incluyen:
- Consumo exagerado de sustancias ilícitas, como, cocaína.
- Consumo desmedido de alcohol.
- Tabaco.
- Las personas de edad avanzada tienen mayor riesgo de presentar un aneurisma cerebral.
- Presión arterial no controlada (hipertensión).
Existen algunos trastornos congénitos que predisponen al desarrollo de un aneurisma cerebral como los siguientes:
- Síndrome de Ehlers-Danlos (trastorno que debilita los vasos sanguíneos y los vuelve más susceptibles de formar aneurismas).
- Enfermedad renal poliquística.
- Personas que tienen antecedentes familiares de aneurisma cerebral.
- Presencia de malformaciones arteriovenosas.
Síntomas
La mayor parte de los aneurismas no presentan síntomas hasta que se rompen.
Los aneurismas rotos liberan sangre en los espacios alrededor del cerebro, lo
que se denomina hemorragia subaracnoidea (HSA).
Los aneurismas no rotos en muy pocas ocasiones muestran síntomas hasta que
crecen lo suficiente como para presionar las estructuras vitales circundantes.
La ruptura suele producirse mientras el paciente está activo en lugar de
cuando está dormido.
En el momento en que se rompe el aneurisma y aparece la hemorragia
intracraneal, se eleva de manera súbita la presión intracraneal, lo que
justifica la pérdida transitoria de la conciencia que se observa en
aproximadamente el 50% de los pacientes.
En aproximadamente 45% de los casos, el primer síntoma es el dolor de cabeza
intenso al hacer ejercicio. En ocasiones, los desgarros se manifiestan al
comienzo por dolor de cabeza moderado o una modificación en las
características habituales del dolor que una persona ya padece desde un tiempo
atrás. La cefalea suele ser generalizada y se acompaña de rigidez de cuello y
vómito.
Signos y Síntomas de un aneurisma roto
Entre los signos y síntomas más frecuentes de un aneurisma roto se encuentran:
- Aparición repentina de un fuerte dolor de cabeza (muchas veces descrito por el paciente como “el peor dolor de cabeza de mi vida”).
- Náuseas y vómitos.
- Rigidez de cuello.
- Pérdida transitoria de la visión o la conciencia.
Algunos de los signos y síntomas de un aneurisma no roto incluyen:
- Visión doble.
- Pupilas dilatadas.
- Dolor por encima o detrás de los ojos.
- Nuevos dolores de cabeza inexplicables (raro).
Causas de los aneurismas
Los estudios han demostrado un fuerte vínculo con la historia familiar. Si un
miembro de la familia de primer grado ha sufrido un aneurisma, la probabilidad
de padecer de un aneurisma es cuatro veces mayor.
Existen algunas condiciones médicas hereditarias asociadas con la aparición de
un aneurisma como la enfermedad de Ehlers-Danlos, el síndrome de Marfan, la
neurofibromatosis y la enfermedad renal poliquística.
Las personas con antecedentes familiares de aneurisma cerebral, podrían
beneficiarse de un diagnóstico precoz mediante resonancia magnética si
presentan síntomas sospechosos.
Diagnóstico
En muchas personas puede descubrirse de manera incidental un aneurisma no roto, durante una exploración para detectar alguna otra condición médica. Las pruebas diagnósticas se utilizan para determinar la ubicación, el tamaño, el tipo y el compromiso del aneurisma con otras estructuras.
Estudio de Imágenes
Entre los estudios de imágenes que se utilizan para el diagnóstico de un
aneurisma cerebral se incluyen:
- Angiografía por tomografía computarizada. Implica la utilización de un medio de contraste para visualizar las arterias cerebrales. Este tipo de estudio proporciona las mejores imágenes de los vasos sanguíneos del cerebro.
- Angiografía por resonancia magnética. Permite visualizar de manera detallada la circulación cerebral, así como otras estructuras cerebrales por medio de un campo magnético y ondas de radiofrecuencia. Aunque no necesita de un medio de contraste, también examina las arterias cerebrales.
Riesgo de ruptura
El riesgo de ruptura de un aneurisma será mayor o menor, dependiendo del
tamaño y la ubicación; sin embrago, cuando se produce una ruptura existe un
50% de riesgo de muerte. Los factores de riesgo de ruptura incluyen el
tabaquismo, la
hipertensión arterial, el consumo de alcohol, los antecedentes familiares, la aterosclerosis, el
uso de anticonceptivos orales y el estilo de vida.
En cuanto al tamaño y la ubicación del aneurisma; cuanto más grandes sean, el
riesgo de ruptura es mayor; en cuanto a la ubicación, los aneurismas en la
circulación posterior (arteria basilar, vertebral y arterias comunicantes
posteriores) tienen un mayor riesgo de ruptura.
Tratamiento
En cuanto a las opciones de tratamiento se incluyen:
Observación
En ocasiones, el mejor tratamiento puede ser simplemente vigilar y reducir el riesgo de ruptura (dejar de fumar, controlar la presión arterial). Los aneurismas no rotos que son pequeños y que no dan síntomas pueden ser observados con exploraciones por imágenes anuales, hasta que el crecimiento o la aparición de síntomas ameriten realizar un procedimiento quirúrgico.
Clip quirúrgico
Uno de los tratamientos más empleados para los aneurismas es la colocación de
un clip quirúrgico. Con anestesia general, se hace una abertura en el cráneo,
denominada craneotomía. El cerebro se retrae delicadamente para poder
localizar la arteria con el aneurisma.
El clip se lo coloca en el cuello del aneurisma para impedir que el flujo
sanguíneo normal entre en el aneurisma. El clip está hecho de titanio y queda
colocado de manera permanente.
Oclusión arterial y bypass
Si no es posible colocar un clip quirúrgico o la arteria está demasiado
dañada, el neurocirujano puede bloquear completamente la arteria que tiene el
aneurisma. El flujo sanguíneo se desvía alrededor de la sección ocluida de la
arteria mediante la inserción de un vaso sanguíneo.
El injerto suele ser una arteria pequeña, generalmente tomada de la pierna que
se conecta por encima y por debajo de la arteria ocluida para que el flujo
sanguíneo se desvíe (bypass o puente) a través del injerto.
Espiral endovascular
A diferencia de la cirugía, otra forma de tratamiento es por medio del espiral
endovascular, procedimiento empleado para obstruir el flujo sanguíneo en un
aneurisma.
Esta intervención se la realiza en la sala de angiografía por un médico
neurointervencionista y en ocasiones requiere anestesia general. En este
procedimiento, se inserta un catéter (donde va colocado el espiral) en una
arteria de la ingle y luego se pasa a través de los vasos sanguíneos hasta el
aneurisma.
El médico guía el catéter por el torrente sanguíneo mientras observa un
monitor de fluroscopía (un tipo de rayos X). A través del catéter, el
aneurisma se rellena todo lo posible con el espiral, que está fabricado con
platino blando y que tiene forma de resorte, para facilitar su colocación y
que con el tiempo quede excluido de la circulación.
Medidas de Prevención
Aunque es muy poco probable prevenir la aparición de un aneurisma cerebral, si es posible controlar los factores de riesgo que pueden contribuir al empeoramiento, ruptura o al desarrollo de esta alteración en la circulación cerebral.
Algunos de estos factores de riesgo y medidas preventivas incluyen:
- Control de la presión arterial.
- Evitar el sobrepeso o la obesidad, manteniendo un peso saludable.
- Disminuir en el consumo de sal, o de los productos que contengan un elevado contenido salino (alimentos procesados).
- Es importante un tratamiento y control adecuado de enfermedades como la diabetes.
- Valoración y estudio adecuado de las personas que han sufrido un traumatismo craneal.
- Tratamiento y control de cualquier proceso infeccioso.
- Evitar el consumo de cigarrillo.
- Disminuir el consumo de alcohol.
- Reducir o eliminar de la dieta las grasas saturadas y los aceites hidrogenados (grasas trans o AGT).
- Evitar el consumo de sustancias ilícitas o estupefacientes.
- Disminuir la ingestión de carbohidratos refinados.
- No realizar esfuerzos físicos extenuantes.
- Control y manejo adecuado del estrés.
- Practicar actividad física de manera regular.
Referencias
- https://www.uhn.ca/PatientsFamilies/Health_Information/Health_Topics/Documents/Cerebral_Aneurysm_Guide.pdf
- https://services.nhslothian.scot/clinicalgeneticsservice/Information%20Leaflets/Documents/Information%20for%20adults%20considering%20screening%20for%20brain%20aneurysm.pdf
- https://ukhealthcare.uky.edu/sites/default/files/fact-sheet-cerebral-aneurysm.pdf
- http://ether.stanford.edu/library/neuroanesthesia/Journal%20Articles/Ruptured%20cerebral%20aneurysms.pdf
- https://www.pacificneuroscienceinstitute.org/wp-content/uploads/Dr.-Teitelbaums-Presentation.pdf
- http://www.med.umich.edu/1libr/neurosurgery/SAH.pdf
- http://contenido.acronline.org/Publicaciones/RCR/RCR28-2/01_Factores%20de%20riesgo-ingles%20(final)%2031-jul.pdf