Descripción general
La artritis reumatoide (AR) es un trastorno autoinmune (el sistema inmunitario ataca al propio cuerpo), cuya causa se desconoce, siendo su principal característica la inflamación articular crónica, que conlleva a la destrucción del cartílago articular, erosiones óseas y deformación de las articulaciones. Sin un tratamiento adecuado, la enfermedad puede producir invalidez temporal o permanente.
Epidemiología
Aunque es más común en las mujeres, también puede afectar a los hombres y por
lo general se inicia entre la cuarta y la quinta década de la vida. Afecta al
2 % de la población general adulta. Los estudios en grupos familiares sugieren
una predisposición genética.
Este trastorno suele afectar primero a las manos y a los pies, pero puede
presentarse en cualquier otra articulación. Generalmente, lesiona las mismas
articulaciones en ambos lados del cuerpo.
Factores de Riesgo
Los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), indica que las personas con mayor riesgo de desarrollar AR puede incluir a:
- Pacientes de 60 años o mayores.
- Sexo femenino.
- Individuos con rasgos genéticos específicos.
- Mujeres que nunca han dado a luz.
- Sobrepeso y obesidad.
- Fumadores activos y pasivos.
- Enfermedades de las encías (periodontitis crónica).
- Personas que han recibido transfusiones de sangre.
Causas
Las causas que originan esta enfermedad son desconocidas. Algunos estudios
sugieren que la artritis reumatoide es la manifestación de una reacción
específica a determinados agentes infecciosos, como micoplasmas, virus
Epstein-Barr, citomegalovirus, parvovirus y virus de la rubéola. Algunos de
estos microorganismos antes mencionados, pueden originar inflamación crónica
de la estructura articular como reacción a sustancias antigénicas.
La lesión principal de la artritis reumatoide es la sinovitis crónica
(inflamación de la membrana sinovial que recubre la articulación),
caracterizada por actividad inflamatoria e inmunitaria persistente. Los
factores reumatoides son un conjunto de autoanticuerpos dirigidos contra
determinantes antigénicos presentes en la región constante (Fc) de la molécula
de inmunoglobulina G; el anticuerpo más común es inmunoglobulina M (IgM),
aunque también puede ser IgG o IgA.
El
factor reumatoide
se presenta en 80% de los pacientes con esta enfermedad; sus valores tienen
directa relación con la gravedad del trastorno, sus síntomas y con la
aparición de nódulos subcutáneos. En personas mayores sanas e individuos con
diversas enfermedades autoinmunes, inflamatorias, infecciones e incluso
trastornos degenerativos, puede encontrarse títulos bajos de factor
reumatoide.
Síntomas
Por lo general, antes de establecerse las manifestaciones articulares, muchos
pacientes suelen presentar síntomas generales como
fatiga, pérdida de peso, mialgias y artralgias.
El cuadro inicial puede ser de carácter agudo o desarrollarse de manera
insidiosa. La afección articular propiamente dicha varía desde lesión de una
sola articulación hasta poliartritis (lesión de múltiples articulaciones).
Las estructuras articulares que con mayor frecuencia se dañan son las
metacarpofalángicas (articulaciones de las muñecas); les siguen en orden de
frecuencia las del carpo y las interfalángicas proximales.
También es común la lesión de las articulaciones metatarsofalángicas (pie). La afección
articular en la artritis reumatoide es simétrica, es decir de ambos lados,
desde el comienzo del cuadro clínico o en el transcurso de la evolución de la
enfermedad.
Existe rigidez manifiesta al iniciar la marcha o mover las manos; la duración
es variable y proporcional a la actividad del trastorno. Los periodos libres
de enfermedad se acompañan de disminución en la intensidad y duración de la
rigidez.
Evolución de la enfermedad
Al comienzo del cuadro clínico hay aumento de volumen y temperatura así como
dolor en las articulaciones. La hinchazón de las articulaciones
interfalángicas proximales confiere a los dedos de las manos un aspecto
fusiforme.
Hay laxitud de los tejidos periarticulares y deformidades características como
luxación cubital de los dedos acompañados de luxación palmar de las falanges
proximales.
Además, puede presentarse la deformidad denominada dedos en cuello de cisne,
por hiperextensión de las articulaciones interfalángicas proximales con
flexión de las interfalángicas distales. A nivel del pulgar, hay pérdida de la
función de pinza.
A nivel de los pies y los tobillos hay sinovitis (inflamación de la membrana
sinovial que recubre al cartilago articular) de las articulaciones
metatarsofalángicas, luxación de las metatarsianas, hallux-valgus (juanete),
desviación peroneal y dedos en garra.
En los codos hay contracturas de flexión y bursitis paraolecraneana. En las
rodillas hay sinovitis, derrame articular, contracturas en flexión, desviación
en valgo (piernas en X) e inestabilidad ligamentaria.
Muchos pacientes suelen indicar rigidez y dolor del cuello. La artritis
reumatoide también se manifiesta con síntomas extraarticulares como los
nódulos reumatoides que aparecen en pacientes con enfermedad de larga
evolución y tienden a estar asociados a un mal pronóstico; suelen aparecer a
nivel de los codos.
La presencia de nódulos indica inflamación de los vasos sanguíneos
(vasculitis). Esta inflamación va desde capilaritis y venulitis hasta
arteritis necrosante (muerte de las células e interrupción del flujo sanguíneo) de arterias de pequeño y mediano calibre.
Otros síntomas incluyen:
A nivel cardiopulmonar se presenta pericarditis, derrame pleural, nódulos
pulmonares, neumoconiosis reumatoide (síndrome de Caplan), fibrosis
intersticial difusa, neumonitis e
hipertensión pulmonar.
A nivel ocular existe queratoconjuntivitis y otras alteraciones de los ojos.
La anemia aparece en la mayoría de pacientes con AR y no se resuelve con
hierro ni ácido fólico.
A nivel óseo hay pérdida de la densidad mineral y como consecuencia de ello el
paciente presentará
osteoporosis. A diferencia de la anemia que es muy común, las demás manifestaciones
extraarticulares son clínicamente evidentes en el 15-25% de los pacientes con
artritis reumatoide de larga evolución.
Puede ser complicado determinar si estas manifestaciones son causadas por la
artritis reumatoide o son consecuencia de los efectos secundarios de los
medicamentos que se utilizan para tratarla. Si se presentan complicaciones, el
paciente deberá ser remitido al servicio de reumatología.
Diagnóstico
El diagnóstico de la artritis reumatoide es por medio de la historia clínica y
la exploración física, no obstante, se necesitan estudios radiológicos y de
laboratorio para confirmarlo.
Junto con la presencia de dolor, inflamación, calor y limitación de la
movilidad articular, el diagnóstico de AR se determina cuando se hallan cuatro
de los criterios implementados por el
Colegio Americano de Reumatólogos:
2. Proceso inflamatorio en 3 o más articulaciones.
3. Inflamación en las articulaciones de la mano.
4. Artritis simétrica.
5. Nódulos subcutáneos.
6. Alteraciones radiológicas compatibles con AR (erosiones articulares).
7. Factor reumatoide positivo (75-80% de los casos: aunque el factor reumatoide positivo no establece el diagnóstico, su ausencia no lo descarta).
Para validar el diagnóstico, los criterios 1 a 4 deberán estar presentes por
lo menos un periodo de 6 semanas.
Complicaciones
Algunas de las complicaciones de mayor importancia en la artritis reumatoide incluyen:
- Pleuresia (inflamación de la pleura, que es la membrana que recubre a los pulmones).
- Pericarditis (inflamación del pericardio, membrana que recubre al corazón).
- Síndrome del túnel carpiano.
- Osteoporosis.
- Mielopatía cervical (lesión de la médula cervical por dislocación de las vértebras del cuello).
- Incremento del riesgo de muerte por afectación cardiovascular.
- Aumento del riesgo de padecer linfoma.
- Ruptura de tendones.
- Vasculitis (inflamación de vasos sanguíneos).
- Anemia crónica.
-
Mayor riesgo en desarrollar infecciones (gripe, neumonía) por alteración de
la inmunidad debido en gran parte al uso medicamentos inmunosupresores para
controlar la enfermedad.
Tratamiento
La artritis reumatoide con los conocimientos actuales no tiene cura. De esta forma se establece que el objetivo del tratamiento es disminuir el dolor y la inflamación de las articulaciones. Además se debe mejorar la movilidad y retrasar el progreso de la enfermedad. El tratamiento farmacológico estará a cargo del médico reumatólogo.
Dr. William Bonifaz B.
Referencias
- https://www.easp.es/virtual/docencia/pluginfile.php/169167/mod_resource/content/1/GuiaArtritis_Pacientes.pdf
- https://inforeuma.com/wp-content/uploads/2017/04/50_Artritis-Reumatoide_ENFERMEDADES-A4-v03.pdf
- https://www.rheumatology.org/Portals/0/Files/2021-ACR-Guideline-for-Treatment-Rheumatoid-Arthritis-Early-View.pdf
- https://www.hannover-re.com/1273807/recent-medical-news-rheumatoid-arthritis-an-overview-2018.pdf
- https://www.sspa.juntadeandalucia.es/servicioandaluzdesalud/chjaen/files/pdf/1455709998.pdf
- https://cuidateplus.marca.com/enfermedades/musculos-y-huesos/artritis-reumatoide.html
- http://espanol.arthritis.org/espanol/disease-center/artritis-reumatoide/
- https://es.wikipedia.org/wiki/Factor_reumatoide