Dengue: Clásico, Dengue grave, Síntomas de Alarma, Diagnóstico, Tratamiento

 

 

El dengue es una infección viral transmitida por el mosquito Aedes aegypti. Los rasgos prominentes de esta enfermedad son fiebre alta, dolores musculares y articulares, motivo por el cual se la conoce como fiebre “quebrantahuesos”. El dengue se presenta en zonas de clima tropical y subtropical; afecta a lactantes, niños y adultos por igual. 

 

Epidemiología

De acuerdo a estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cada año hay entre 50 y 100 millones de personas afectadas a nivel mundial. Según datos del Ministerio de Salud Pública, en el año 2018 se notificaron en Ecuador 3.094 casos de dengue, de los cuales 2.965 (95,83%) fueron casos de dengue sin signos de alarma (DSSA), 123 casos (3,98%) fueron dengue con signos de alarma (DCSA) y 6 casos (0,19%) fueron dengue grave (DG). Los serotipos del virus identificado fueron DENV-1 y DENV-4. 


Causas

La infección por el virus del dengue es una enfermedad endémica y epidémica (presente todo el año, con brotes importantes) producida por un virus ARN (ácido ribonucleico), del cual existen cuatro serotipos (DEN-1, 2, 3 y 4). Los virus se transmiten por medio de la picadura del mosquito hembra del género Aedes, especialmente de la especie aegypti.

Una vez que el paciente afectado se repone de la infección adquiere inmunidad permanente contra el serotipo que lo infectó, no obstante, la inmunidad cruzada a los otros serotipos es parcial y temporal. Las infecciones subsecuentes causadas por otros serotipos incrementan el riesgo de padecer dengue grave (antes llamado dengue hemorrágico). 


Síntomas

Los síntomas de esta enfermedad tienen una amplia variación entre cada paciente y se considera que hasta en un 80% de los casos es asintomática (sin ocurrencia de síntomas). A pesar de esto, debe sospecharse el dengue en todo individuo que viva en zonas donde la enfermedad es endémica o que haya viajado a esas zonas 15 días antes del inicio del cuadro clínico y que presente fiebre alta (>40 C) de inicio agudo junto con dos o más de los siguientes síntomas: 


  • Intenso dolor de cabeza.
  • Dolor detrás de los globos oculares.
  • Dolores articulares y musculares.
  • Presencia de manchas (exantema) en la piel, de color rojo brillante que suelen estar situadas en extremidades inferiores y el tórax a partir del cual se extienden a todo el cuerpo.
  • Vómito.
  • Aumento de tamaño de los ganglios linfáticos.


Este cuadro clínico se presenta posterior a un periodo de incubación de 4 a 10 días de la picadura de un mosquito infectado, y generalmente duran entre 2 y 7 días.

El periodo febril es una manifestación de la presencia del virus en la sangre (viremia). Cuando empieza a ceder la fiebre, la mayor parte de los pacientes evoluciona favorablemente, no obstante, un porcentaje menor de estos enfermos desarrolla síntomas de alarma que puede conllevar a la aparición del dengue grave.

Los signos o síntomas de alarma que advierten la complicación de la enfermedad (Dengue Grave) se manifiestan entre 3 y 7 días después de los primeros síntomas e incluyen: 


  • Dolor abdominal intenso y permanente.
  • Vómito persistente (mayor a 3 veces en una hora).
  • Sangrado de mucosas (nariz, encías, entre otras).
  • Alteración del estado de conciencia (somnolencia, inquietud, irritabilidad).
  • Agrandamiento del hígado ≥2 cm, que se puede manifestar como dolor o una sensación de pesadez en el cuadrante superior derecho del abdomen (hipocondrio derecho).


El paciente con signos y síntomas del dengue grave debe ser ingresado, puesto que las siguientes 24 a 48 horas pueden ser fatales. El dengue grave afecta especialmente a pacientes menores de 15 años; este cuadro clínico cursa con extravasación de plasma, acumulación de líquidos, dificultad respiratoria, hemorragias de mayor gravedad e insuficiencia multiorgánica (varios aparatos y sistemas se afectan al mismo tiempo). 


Diagnóstico

El diagnóstico de dengue clásico, es decir, no complicado, está basado en los antecedentes del paciente como residir o haber viajado a zonas endémicas, así como criterios clínicos de duración del periodo febril, los dolores músculo-articulares y la presencia de las lesiones en la piel (exantema).

En el diagnóstico del dengue grave se deben tener en cuenta los signos de alarma. Si éstos están presentes, se puede realizar la prueba del torniquete, que valora la fragilidad capilar (vasos sanguíneos pequeños).

Esta prueba consiste en inflar el manguito del esfingomanómetro (el aparato que se utiliza para medir la presión arterial) a un punto intermedio entre las presiones sistólica y diastólica durante 5 minutos.

Después de desinflar el manguito, hay que esperar que la piel recupere su color normal y contar el número de petequias (manchitas rojas) visibles en un área de 2.5 cm2 en la superficie ventral del antebrazo; 20 ó más petequias en el área de 2.5 cm2 representan una prueba positiva.

Todo enfermo con un cuadro clínico compatible con dengue grave debe ser hospitalizado para recibir un tratamiento adecuado y el seguimiento correspondiente. 


Estudios de laboratorio

Entre el día 1 y 5 del comienzo de los síntomas, se puede realizar un test rápido que detecta antígenos del virus en la sangre. El resultado se lo obtiene en menos de 60 minutos. Este examen por lo general solo está disponible en hospitales o laboratorios especializados.

Otra prueba es la del material genético del virus pero lamentablemente es de un costo muy elevado. Lo más habitual es realizar los test serológicos que determinan la presencia de anticuerpos contra el virus del dengue.

El resultado suele ser positivo 3-5 días posteriores al inicio de la fiebre. Se puede solicitar los anticuerpos tipo IgM que aparecen en la fase aguda de la infección y que son de mucha utilidad para hacer el diagnóstico, y los anticuerpos tipo IgG, que aparecen en la etapa de convalecencia del proceso y que pueden diagnosticar la enfermedad una vez que está ha pasado. 


Tratamiento

No hay medicamentos antivirales específicos para tratar está enfermedad, por lo que el tratamiento es principalmente sintomático y de soporte. 


Dengue clásico

Es importante mantener una adecuada hidratación. Para calmar el dolor y bajar la fiebre se prescribe paracetamol por vía oral. No se debe administrar ácido acetilsalicílico (aspirina) ni otros antiinflamatorios no esteroides (AINE) ya que trastornan la coagulación (pueden desencadenar hemorragias).

Los enfermos que puedan tolerar la vía oral y mantengan una adecuada diuresis pueden ser enviados a su domicilio aunque deberán ser evaluados los siguientes días en busca de signos de alarma hasta que estén fuera del periodo crítico, es decir, por lo menos 2 días después de la desaparición de la fiebre.

Los pacientes y familiares deben ser informados de que un dengue clásico puede evolucionar a dengue grave y por lo tanto deben conocer los signos de alarma (sobre todo cuando el cuadro febril empieza a disminuir) los cuales serán vigilados, para acudir de manera urgente a un hospital en caso de agravamiento. 


Dengue grave

Si existe sospecha o certeza de la presencia de dengue grave, el médico de atención primaria deberá referir al paciente de inmediato a un servicio hospitalario, que tenga unidad de terapia intensiva. 


Prevención

La única forma de prevenir la transmisión del virus del dengue es actuando contra los mosquitos vectores. La vacuna contra el dengue aún está en fase de estudio y todavía no está disponible.

Dr. William Bonifaz B.
Doctor en Medicina y Cirugía
Reg. Prof. 9871 

 

Referencias
























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