Qué es la Gota y qué trastornos pueden desencadenarla

 

 

Descripción general

La gota es una enfermedad caracterizada por la acumulación de depósitos de cristales de ácido úrico en las articulaciones y otros tejidos periarticulares, posterior a una hiperuricemia crónica (niveles de ácido úrico en sangre > 7 mg/dl). Este incremento en los niveles de ácido úrico provoca que las articulaciones se inflamen.

La gota aguda que no recibe tratamiento o que es tratada de manera inadecuada, puede evolucionar a gota de carácter crónica, que se manifiesta por inflamación y destrucción de las articulaciones, dolor de tipo permanente y formación de unas protuberancias denominadas tofos, además, de la aparición de cálculos en los riñones de ácido úrico y lesión renal crónica.

Ácido úrico

El ácido úrico es un producto de desecho del organismo (metabolismo de las purinas), y en condiciones normales se elimina por medio de la orina, sin embargo, cuando sus niveles en sangre están incrementados, se acumula y dan paso a la formación de cristales.

Epidemiología 

La incidencia de esta enfermedad se ha incrementado en los últimos años, presumiblemente debido a los cambios del estilo de vida y al envejecimiento de la población.

La gota afecta a cerca del 1-2% de los adultos en los países desarrollados, es más común en hombres y su prevalencia aumenta con la edad (> 7% en personas mayores de 75 años). En cuanto al sexo femenino, su aparición antes de la menopausia es casi nula, hasta llegar al 3% en mujeres mayores de 75 años.

Causas 

La gota se origina por el depósito de cristales de ácido úrico en las articulaciones y en los tejidos adyacentes a las mismas. Antes de manifestarse la enfermedad, los individuos afectados cursan por un periodo de varios años de elevación de los niveles de ácido úrico (hiperuricemia) sin presentar síntomas.

Factores de riesgo 

En la mayor parte de los casos, la hiperuricemia es debida a una disminución en la excreción del ácido úrico por parte de los riñones y algunos de los factores de riesgo para su aparición incluyen:

  • Factores congénitos que disminuyen la capacidad de filtración de los riñones.
  • Niveles altos de ácido úrico en sangre (hiperuricemia).
  • Uso de ciertos diuréticos (hidroclorotiazida).
  • Ingesta frecuente de alcohol.
  • Insuficiencia renal.
  • Obesidad; aumento repentino de peso o pérdida rápida de peso.
  • Personas mayores de 40 años.
  • Ciertos medicamentos como la aspirina.
  • Dieta con alto contenido de purinas como: hígado, y otras vísceras, frijoles y guisantes secos, anchoas, salsas de carne, entre otras.
  • Algunos tipos de cáncer o tratamientos para el cáncer.
  • Otros tipos de fármacos (anticonvulsivantes, medicamentos para evitar el rechazo de órganos).
  • Deshidratación.
  • Hipercolesterolemia (colesterol elevado).


Síntomas 

La elevación del nivel de ácido úrico (hiperuricemia) que no presenta síntomas o molestias se observa en un 5-15% de los adultos. Aunque el ácido úrico este elevado no suele haber artritis.

Generalmente, la hiperuricemia precede a la gota durante años; no obstante, sólo una pequeña proporción de personas con hiperuricemia (< 20%) desarrolla la enfermedad por gota. El riesgo de que aparezca este trastorno está relacionado con la elevación permanente de las concentraciones en la sangre de los uratos (ácido úrico) y con la proporción de la hiperuricemia.

Artritis gotosa aguda 

Se caracteriza por la aparición repentina de dolor intenso en una articulación inflamada, por lo general se inicia en el dedo gordo del pie; las articulaciones están calientes, enrojecidas, hinchadas y muy dolorosas. El dolor se incrementa en las siguientes 24 a 36 horas después del comienzo de los síntomas.

El dedo gordo del pie sufre una extrema sensibilidad provocando dolor incluso con el roce de las sábanas. El intenso dolor impide al paciente utilizar zapatos y hasta caminar. En algunas ocasiones, el cuadro de artritis gotosa aguda puede cursar con fiebre. El primer ataque de gota aguda puede durar cinco días, después de los cuales, las molestias suelen desaparecer, además, la articulación se desinflama y recupera su color normal, al mismo tiempo que la piel se descama.

Periodo sin síntomas 

De manera general, después de un primer ataque de gota suele sobrevenir un segundo ataque, aunque pueden transcurrir meses o incluso años antes de la aparición de un segundo ataque, periodo durante el cual, el paciente no aqueja ninguna molestia o síntoma.

Los ataques repetitivos pueden aparecer en una misma articulación o en otras como la rodilla, los dedos de las manos, la muñeca, o el codo. Si el paciente no recibe tratamiento, el intervalo entre los ataques se acorta e incluso pueden llegar a lesionar muchas articulaciones, ser muy agresivos, y en etapas más avanzadas de la enfermedad, manifestarse con artralgias y artritis múltiples y persistentes, sin periodos asintomáticos, lo que se conoce como artropatía gotosa.

Gota con Tofos 

En esta etapa de la enfermedad, hay acumulación de cristales de ácido úrico que se denominan tofos. Los tofos son abultamientos que se forman debajo de la piel (nódulos subcutáneos) que no suelen manifestar síntomas.

Los sitios más comunes de aparición de los tofos son alrededor de las orejas, las articulaciones de las manos o la parte posterior de los codos, pudiendo incrementar su tamaño hasta convertirse en grandes protuberancias. La aparición de los tofos ocurre 10 años o más después del ataque inicial de gota y tienden a crecer en tamaño y cantidad. Los tofos pueden drenar un material de tipo blanquecino.

Diagnóstico 

Los signos y síntomas que tiene el paciente junto a la exploración física, permiten al médico orientarse para realizar el diagnóstico, aunque éste se confirma por medio de la visualización de cristales de urato monosódico en el líquido sinovial o en un tofo.

Los niveles elevados de ácido úrico > 7 mg/dl (hiperuricemia) también contribuye al diagnóstico; no obstante, cerca de un 30% de personas con gota tienen niveles normales de ácido úrico durante un ataque agudo de gota.

Estudio de Imágenes 

La radiografía puede detectar la afección y en etapas más avanzadas, la destrucción de las articulaciones.

Complicaciones de la gota

Algunas de las complicaciones que se pueden presentar en un paciente afectado de gota incluyen:

  • Trastornos del sueño (Insomnio).
  • Incapacidad o dificultad para la deambulación.
  • Deformidad de las articulaciones.
  • Formación de tofos.
  • Cálculos en los riñones.
  • Enfermedad renal crónica que puede evolucionar a insuficiencia renal.
  • Trastornos psicológicos y emocionales.


Tratamiento 

Incluye el tratamiento de la crisis de gota (ataque agudo), y el control de la hiperuricemia.

Ataque agudo de Gota 

El ataque agudo de gota es una artritis inflamatoria muy dolorosa, que suele afectar a una sola articulación (dedo gordo del pie o podagra), aunque también puede afectar a más articulaciones. Es característica la aparición súbita de intenso dolor, inflamación y mucha sensibilidad con enrojecimiento que alcanza una máxima intensidad en 6-12 horas.

El principal objetivo del tratamiento es disminuir el dolor y la incapacidad que puede ocasionar, de forma rápida y segura. Si el individuo afectado no recibe tratamiento, la crisis de gota se resolverá en días o semanas. Por esta razón, se debe instaurar lo antes posible el tratamiento, para que exista una recuperación más satisfactoria. El reposo y aplicar frío a la articulación afectada puede ayudar a disminuir el dolor.

Medicamentos 

Algunos de los medicamentos más utilizados en el tratamiento médico de la gota incluyen:

AINES 

Los antiinflamatorios no esteroides (AINES) tales como el ibuprofeno, representan el tratamiento de primera línea de una crisis aguda de gota. Disminuyen en forma rápida el dolor y la inflamación articular. Deben ser utilizados tan pronto aparezcan los síntomas y deben tomarse los días necesarios hasta que se resuelva la crisis aguda.

Entre los efectos secundarios de los AINES, se encuentran la toxicidad en el tubo digestivo, en los riñones y en el aparato cardiovascular. Se deben utilizar con especial cuidado en pacientes ancianos y en quienes estén afectados por enfermedades crónicas.

Colchicina 

Es un medicamento que se utiliza desde hace décadas y tiene una eficacia comprobada. A pesar de lo anteriormente expuesto, hay que resaltar que la colchicina es un medicamento muy tóxico sobre todo a nivel digestivo provocando entre otros síntomas, diarrea, náuseas y vómito; síntomas que suelen aparecer incluso antes de que ceda la crisis aguda de gota.

No es aconsejable emplear la colchicina junto a fármacos como los antibióticos macrólidos, medicamentos para el tratamiento de los hongos (antinfúngicos imidazólicos), antivirales (inhibidores de proteasas), antiarrítmicos (diltiazem, verapamilo) y ciertos alimentos cítricos (zumo de pomelo, cítricos amargos). Las dosis de este medicamento deben ser indicadas estrictamente por el médico especialista (reumatólogo).

Corticoides 

Los fármacos tipo corticoides se emplean cuando los AINES y la colchicina por algún motivo están contraindicados, como por ejemplo, en pacientes ancianos o con insuficiencia renal.

Es habitual que se presenten cuadro de rebrotes de gota al suspender los corticoides, principalmente en pacientes que han padecido un número elevado de crisis y en aquellos pacientes en quienes los periodos sin síntomas se han reducido de manera progresiva.

También se pueden emplear la cortisona y los glucocorticoides de manera local, directamente en las articulaciones afectadas, procedimiento que debe ser practicado por el médico especialista. Es importante destacar, que antes de inyectar un corticoide por vía articular, debe descartarse la presencia de un foco infeccioso, ya que el glucocorticoide podría diseminar la infección.

Control de la Hiperuricemia 

Se ha demostrado que la hiperuricemia es el principal factor de riesgo de gota, aunque muchos pacientes con hiperuricemia no desarrollan la enfermedad. En la mayor parte de los pacientes que no reciben un tratamiento adecuado para la gota, se puede presentar un segundo ataque de gota dolorosa en el plazo de dos años.

Los medicamentos más utilizados son el alopurinol y el probenecid. Estos fármacos no deben ser empleados en un ataque agudo de gota, ya que pueden agravar la enfermedad.

Tratamiento de Apoyo 

Es muy importante la educación al paciente en el conocimiento de la enfermedad (gota) y sobre la dieta en el caso de la elevación del ácido úrico, puesto que estos trastornos pueden estar asociados al síndrome metabólico y a un incremento en el riesgo de enfermedad cardiovascular y de muerte. Algunas de las medidas de apoyo incluyen:

  • Pérdida de peso en caso de obesidad.
  • Consumir una dieta baja en purinas (limitar el consumo de carnes rojas, vísceras y mariscos).
  • Disminuir el consumo de alcohol, en especial la cerveza y los licores con alto contenido de licor.
  • Es aconsejable el consumo de legumbres, nueces, verduras, frutas poco dulces, cereales integrales, y los lácteos sin grasas.
  • El consumo de café y los suplementos de vitamina C (500 mg/día) pueden ser medidas preventivas adecuadas para disminuir los niveles de ácido úrico.
  • Hay que resaltar que las modificaciones en la dieta solo logran una disminución moderada del ácido úrico (1 mg/dl), por lo que, en la mayoría de pacientes, es indispensable indicar el tratamiento farmacológico.


Recomendaciones dietéticas en pacientes con Hiperuricemia o Gota 

Son importantes las recomendaciones alimentarias en los pacientes afectados de hiperuricemia o gota y estas incluyen:

  • Verduras: Se pueden consumir todo tipo de verduras sin ninguna restricción
  • Frutas y frutos secos: Todas las frutas frescas, máximo 2 unidades/día (es conveniente introducir frutos rojos y frutas ricas en vitamina como kiwi, pomelo, mandarian, naranja, limón). En cuanto a los frutos secos se pueden consumir la mayoría de ellos (almendra, avellana, nueces, idealmente crudas). Se debe limitar el consumo de frutas en almíbar y frutos secos fritos a dos veces/semana. Es desaconsejado el consumo de cacahuates.
  • Féculas: Están permitidos su consumo todos los días. Féculas incluyen: harina, arroz, sémola, pasta, germen de trigo y salvado, pan, galletas integrales. Papas, yuca, legumbres (judía blanca y garbanzos). Se debe limitar el consumo de otro tipos de legumbres como, lentejas, habas, guisantes, soja y derivados lácteos (tofu, tempeh) a dos veces/semana. Las tartas, pastelería y bollería industrial están totalmente desaconsejados.
  • Lácteos en general: Se puede consumir todos los días productos como leche, yogur y kéfir desnatados y bajos en grasa (<20% de contenido graso). El consumo de lácteos semidescremados se debe limitar a dos veces/semana. Está desaconsejado el consumo de leche, yogur y kéfir enteros, además, de quesos grasos (curados).
  • Carnes y derivados: Se puede consumir pollo y pavo (sin piel), conejo. Asados magros con menos del 10% de grasa y huevos. El consumo de buey, ternera, cerdo, cordero (solo partes magras), a dos veces/semana. Está totalmente desaconsejado el consumo de carnes grasas y vísceras: hígado, corazón, riñones, sesos, mollejas, hamburguesas y comidas rápidas. Además de animales como ganso, pato y carnes de caza: jabalí, liebre.
  • Pescados y mariscos: Se puede consumir a diario pescado blanco como lenguado, gallo, merluza, bacalao. Se debe limitar a dos veces/semana el consumo de pescado azul (sardina, anchoa, boquerón, salmón, arenque, caballa, rodaballo). Los mariscos y las huevas de pescado están totalmente desaconsejados.
  • Aceites y grasas: Se puede consumir diariamente aceite de oliva (aceite de oliva extra virgen, girasol o maíz). Se debe limitar el consumo de mantequilla y mantequilla de coco a dos veces/semana. No se recomienda consumir manteca de cerdo, sebo y tocino, margarina, cremas de leche, natas o quesos grasos.
  • Aperitivos, caldos, salsas y condimentos: Las especias pueden consumirse a diario, mientras que la sal debe ingerirse con moderación. La mayonesa se puede degustar solo dos veces/semana. Está desaconsejado el consumo de salsas con crema de leche, caldos de carnes grasa, caldos de pescado y mariscos, caldos de vegetales ricos en purinas (espárragos, espinacas, champiñones), también deben evitarse los cubitos o extractos de carne, pollo, pescado o marisco, levaduras y levadura de cerveza.
  • Azúcares y derivados: El azúcar y los edulcorantes se pueden ingerir a diario, al igual que la miel y el chocolate negro (20 g/día). Se debe limitar el consumo de mermeladas y confituras elaboradas con azúcar o con fructosa y las gelatinas con azúcar a dos veces/semana. No se recomienda el consumo de fructosa como edulcorante, chocolate blanco o con leche o con menos del 80% de cacao, bebidas azucaradas y edulcoradas, y los zumos de frutas envasados.
  • Bebidas: Consumir a diario agua (más de 1,5 litros/día), té, café, infusiones, zumos de fruta natural (máximo 1 vaso por día), pero que no sea envasado. Se debe limitar el consumo de vino tinto (máximo dos copas/día) a dos veces/semana. Están desaconsejados el consumo de bebidas alcohólicas, especialmente cerveza y bebidas de elevada graduación.


Dr. William Bonifaz B.
Doctor en Medicina y Cirugía
Reg. Prof. 9871 


Referencias

















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